Aún siendo una obra de ficción y fantasía, Juego de Tronos está ambientada en una época que se puede asociar en muchos aspectos a la Europa de la Edad Media, incluso, como su propio autor ha reconocido, con tramas y personajes basados en acontecimientos históricos reales (Los hechos históricos de Juego de Tronos).Además de la parte "humana" de la historia, en la saga se introducen también seres fantásticos como huargos, gigantes o dragones y elementos que consideraríamos mágicos. Sorprendentemente, varias de estas criaturas están basadas en animales mitológicos que realmente existieron o que pudieron haber existido, e incluso podemos encontrar explicaciones científicas para algunos de estos hechos de la serie aparentemente sobrenaturales. El resto sencillamente pertenecen al mundo de la ficción.
La ciencia y los mitos detrás de Juego de Tronos
Una vez más y como siempre en estos casos, avisamos al lector que el artículo contiene información que puede desvelar parte de la trama de la serie o de los libros.
Huargos, los lobos de la Casa Stark
Los lobos Huargos son unos animales de aspecto casi idéntico a un lobo pero con mayor fuerza y fiereza. Su nombre proviene de la mitología nórdica (vargr), traducido al inglés como warg (wargos), como los denominó también J. R. R. Tolkien en sus obras sobre la Tierra Media.
En Juego de Tronos este imponente animal juega un papel fundamental, siendo el símbolo del blasón de la Casa Stark, una de las familias más importantes de la historia. Los Stark encuentran una camada de lobos huargos y en vez de matarlos, decide adoptarlos, regalando Ned Stark un cachorro de huargo a cada uno de sus hijos. Según avanza la trama podemos ver como estos animales se convierten en unos imponentes lobos de gran tamaño, ferocidad e inteligencia. Los huargos son considerados habitualmente como criaturas fantásticas, sin embargo tienen su origen en un animal que existió realmente, una especie de lobo gigante denominado Canis dirus y conocido como "lobo terrible". De hecho, el nombre original en los libros de esta enorme raza de lobos era Dire Wolf (nombre inglés de Canis dirus), pero un error en la traducción los convirtió en huargos.
Este Canis dirus, en realidad no era mucho mayor en tamaño que un lobo actual, pero era mucho más fuerte, más robusto y más pesado. Su longitud de adulto era de 1,5 metros, pudiendo llegar a alcanzar los 110 kilos de peso, siendo la especie más grande de lobos que ha existido.Al igual que los lobos grises de hoy en día, era un depredador carnívoro que cazaba en manada durante la época del Pleistoceno por todo el continente americano, teniendo que enfrentarse por las presas con otros grandes depredadores prehistóricos como el Smilodon (dientes de sable). Debido a diversos factores como los cambios climáticos provocados por la última glaciación y la expansión de los humanos por América, la población de lobos gigantes comenzó a declinar progresivamente. Se estima que la especie Canis dirus se extinguió finalmente hace aproximadamente 4.000 años.
La ciencia y el Muro de Hielo
A lo largo de la historia se han construido imponentes estructuras defensivas, una de las más conocidas por su longitud y tamaño es la Gran Muralla China, considerada en muchas ocasiones como la Octava Maravilla del Mundo antiguo. Sin embargo todas ellas palidecen ante el Muro de Hielo de Juego de Tronos.
Según las novelas, esta gigantesca fortificación de 480 kilómetros de largo y 213 metros de altura está construida totalmente en hielo, defendiendo durante más de 8.000 años los Siete Reinos de las amenazas del norte, como los salvajes o los caminantes blancos. La popularización de la serie es tal que se ha planteado desde un punto de vista científico si sería posible construir el Muro de Hielo realmente. El ingeniero Mary Albert, un científico que trabaja en la oficina del programa de perforación de hielo en el Dartmouth College (Estados Unidos), estudió esta posibilidad asegurando que sería imposible de construir semejante estructura en hielo por el ser humano, ya que estas grandes masas de hielo se deformarían por su propio peso con el paso del tiempo y no podría mantener su forma original durante miles de años. Su colega, Bob Hawley, experto en glaciología, confirma esta teoría, aunque las temperaturas se mantuvieran bajo cero, se formaría un flujo por la presión que terminaría por deformar la estructura.
Según el físico Martin Truffer, de la Universidad de Alaska Fairbanks, la única posibilidad de construir un Muro de Hielo que aguantase en pie, tendría que ser con una pendiente mucho menos pronunciada, nunca podría ser un muro vertical, con un ancho mucho mayor para aguantar todo el peso, hasta 40 veces más que el que tiene en la serie para una altura de más de 200 metros. Aunque en ese caso no sería un muro vertical y con una pendiente tan suave, su carácter defensivo no sería el mismo frente a los invasores. La naturaleza siempre va un paso por delante, y es la única capaz de modelar y levantar una estructura de hielo que puede rivalizar con el Muro de Hielo de Juego de Tronos. Capas de hielo de varias millas de espesor como las de Groenlandia o la Antártida, formadas durante miles de años por una constante caída de nieve en lugares muy fríos en los que el hielo no se derrite.
Los dragones en la serie y en los mitos
Estos seres mitológicos han formado parte de las leyendas y el folclore popular por todo el mundo durante siglos. Podemos encontrar referencias a dragones tanto en la Biblia, como en la mitología nórdica, en la mitología griega, en numerosas historias de la Europa medieval, o en China y gran parte de Asia. En Juego de Tronos los dragones nacen de un huevo, siendo unos animales de pocos centímetros que pueden evolucionar hasta alcanzar un tamaño gigantesco, convirtiéndose en unas bestias colosales capaces de escupir fuego por las fauces.
Balerion, conocido como el terror negro, es el dragón de la Casa Targaryen y el mayor dragón de la historia de Westeros, alcanzando un tamaño de 70 metros. El mayor dragón de los tres que siguen a Daenerys Targaryen es Drogon, el cual está en constante crecimiento durante la serie y aunque no se sabe con exactitud el tamaño que puede alcanzar, se cree que es la reencarnación de Balerion. Si bien no hay constancia de que unos animales tan mágicos y fantásticos como los dragones hayan existido (mucho menos de un tamaño semejante y que puedan escupir fuego), detrás de cada mito suele haber algún animal real que pudo haber inspirado su leyenda. El origen del mito de los dragones se cree que puede provenir de enormes cocodrilos capaces de alcanzar los 7 metros de longitud o incluso de los fósiles de cocodrilos gigantes ya extintos de un tamaño mucho mayor como los Purussaurus o el Rhamphosuchus (de hasta 18 metros de longitud).
También se apunta a serpientes gigantes como la Titanoboa o alguna especie de similar tamaño que pudiera haber sobrevivido o de la que se hallaran restos y que podrían ser los animales que explicarían este mito particularmente en Asia. Otra de las teorías sugiere que son los fósiles de otros animales extintos voladores los que estarían tras el mito de los dragones. En una época en la que la ciencia no podía dar explicación a muchas incógnitas, el hallazgo de fósiles de ciertos dinosaurios alados como los pterosaurios pudieron causar un gran impacto, y ninguno era tan grande como el Quetzalcoatlus, el mayor animal volador que ha existido, capaz de superar los 12 metros de envergadura con las alas extendidas.
Las extrañas estaciones en Juego de Tronos
Una de las frases más emblemáticas de la serie y lema de la Casa Stark es "se acerca el invierno". Esta frase tiene un significado fundamental para los habitantes de los Siete Reinos, ya que a diferencia del ciclo normal de 4 estaciones de un tiempo determinado al que estamos acostumbrados, en Juego de Tronos vemos un verano que se ha alargado durante 7 años, cuando el invierno llega no se sabe cuantos años puede durar. Curiosamente este extraño ciclo de estaciones de los Siete Reinos tiene varias posibles explicaciones científicas.
El ciclo de las estaciones en la Tierra está causado por la inclinación de su eje de rotación, el cual es muy estable gracias a la Luna. En Juego de Tronos se desvela que Poniente tiene al menos una luna, si esta es muy pequeña o está muy distante causaría una gran inestabilidad en el eje de rotación, provocando estaciones de duración inconsistente e impredecible. Según la leyenda, en realidad Poniente tenía dos lunas, pero una de ellas se acercó demasiado al sol, destruyéndose por el calor. Si se produjera alguna catástrofe en la Luna de la Tierra que la alejara del Planeta, el efecto en nuestro planeta podría ser similar. Otra de las posibles explicaciones científicas se basa en la órbita que puede tener el mundo de Poniente. A diferencia de la Tierra, con una órbita elíptica aunque casi circular, si la órbita en Juego de Tronos fuera mucho más excéntrica y alargada provocaría estaciones mucho más largas que podrían durar años. Esta teoría sin embargo no explicaría la imprevisible duración de las estaciones en Poniente, ya que aunque los inviernos y veranos serían de mayor duración, sus períodos serían constantes. Relacionado con esta idea, también se alude a que los denominados ciclos de Milankovitch (una de las teorías que explicaría las glaciaciones en la Tierra), serían también una explicación válida para los largos inviernos en los Siete Reinos.
Una última teoría apunta a la explicación más sencilla, la localización geográfica de las Tierras de Poniente, en la que pueden existir grandes océanos, montañas, fuertes corrientes y poderosos vientos dominantes, son una serie de factores que combinados afectarían notablemente al clima y son muy impredecibles a largo plazo. La variabilidad estacional de Juego de Tronos se podría explicar científicamente por una o por varias de estas teorías combinadas. Como curiosidad, en la Tierra estos bruscos y extraños cambios climáticos impredecibles se han producido varias veces a lo largo de la historia. Uno de los más conocidos y documentados fue en 1816, conocido como el año sin verano, y en el que se produjeron una serie de anomalías en el clima. La temperatura global del planeta descendió drásticamente debido a un invierno volcánico provocado por la erupción del monte Tambora de 1815, una de las mayores erupciones volcánicas que se ha podido registrar.
Los Gigantes
Otro de los seres de leyenda que aparecen en casi todas las mitologías y que también existen en el mundo de Juego de Tronos, son los gigantes. Unas criaturas de apariencia humana pero de un tamaño mucho mayor y una gran fuerza. En la serie son considerados también uno seres de leyenda, sin embargo son una realidad más al norte del muro, destacando entre ellos "Mag Mar Tun Doh Weg", "Dongo" y "Wun Weg Wun Dar Wun", quienes forman parte del ejército de Mance Rayder.
La creencia en los gigantes como un ser real ha existido durante siglos en casi todas las culturas. Se cree que su origen proviene de los mitos de la antigüedad, cuando habitualmente se pensaba que algunos grandes muros, monumentos de piedra o colosales estatuas, debían haber sido construidas por gigantes, al no tener ninguna otra explicación y por desconocimiento de otras civilizaciones. El mito puede estar inspirado por personas de gran tamaño que siempre han existido (estando el récord constatado de 2,72 metros como la persona más alta del mundo), de gente que en la mayoría de casos ha sufrido de gigantismo o de huesos supuestamente humanos realmente grandes, que se han encontrado ocasionalmente (aunque su autenticidad es aún objeto de debate). En todo caso, los gigantes siguen formando parte de la mitología, y ningún humano que haya existido jamás se acerca en tamaño a los gigantes de Juego de Tronos.
Acero valyrio y acero de Damasco
Según la historia de la serie, el acero valyrio es una aleación metálica que se hacía únicamente en la antigua Valyria y con la que se fabricaban unas armas de calidad incomparable (forjadas con fuego de dragón y hechizos). Este acero valyirio era más fuerte, más resistente y más liviano que cualquier otro metal, resultando unas espadas temibles y muy afiliadas, con hojas de color negro.
El secreto para forjar el acero valyrio sin embargo se perdió, quedando unas pocas espadas de acero valyrio en posesión de algunas Casas nobles de poniente, conservándose como auténticos tesoros.Analizado desde un punto de vista científico, se llegó a la conclusión de que sería virtualmente imposible obtener un espada con esas cualidades simplemente de acero, aunque haciendo un compuesto de acero y cerámica o un compuesto de titanio y carburo de silicio, sí se podría obtener una espada casi indestructible, ligera, resistente al calor y de un profundo color negro. Sin embargo para fabricar esta especie de acero valyrio, se necesitarían unas condiciones específicas, como una cámara de vacío, unas altas temperaturas bajo gran presión y numerosos compuestos químicos, algo que distaría mucho de la supuesta tecnología del mundo medieval de fantasía de Juego de Tronos. Un material que solamente un mago podría hacer.
En realidad este ficticio acero valyrio de la serie está inspirado en un metal real que existió en la antigüedad, denominado acero de Damasco. Este acero damasquino se elaboraba en Oriente Medio y se utilizó para forjar espadas entre los siglos XII y XVIII aproximadamente.Legendarias por su dureza y su filo eterno, las espadas de acero de Damasco eran muy solicitadas en Europa. Curiosamente la técnica para fabricar este acero de Damasco se acabó perdiendo con el tiempo y durante siglos ha sido un misterio. Recientemente se ha conseguido dar con la fórmula exacta para fabricar el auténtico acero de Damasco, una forja de acero con un alto contenido en carbono. A través de la Web de la Universidad Complutense de Madrid se puede consultar gratuitamente el método: Claves metalúrgicas de la fabricación de espadas con acero de Damasco
Lázaro y la resurrección
La muerte y la vuelta a la vida ha sido una obsesión del ser humano desde tiempos inmemoriales. El suceso de este tipo más conocido de todos es sin duda la resurrección de Jesús de Nazaret al tercer día.
En Juego de Tronos la resurrección se trata de una forma similar, se relatan varios personajes que mueren y consiguen revivir poco después, siendo probablemente el más importante de todos ellos para la trama, la vuelta a la vida de Jon Snow (Jon Nieve) tras ser apuñalado hasta la muerte por un grupo de traidores de la Guardia de la Noche. Al igual que en el mito cristiano, las resurrecciones en Juego de Tronos se basan también en la fe y en la religión, siendo la bella sacerdotisa Melisandre la que consigue resucitar a Jon Nieve. Este suceso aparentemente sobrenatural tiene una explicación científica en determinados casos, denominado Síndrome de Lázaro o efecto Lázaro, basado en el mito de Lázaro que según el Nuevo Testamento, fue resucitado por Jesús de entre los muertos. Está documentado en informes médicos por todo el mundo, más de 25 casos de personas que habían sido dadas por muertas y sorprendentemente resucitaron de forma espontánea. Este síndrome es muy poco frecuente en la medicina pero es totalmente real y por el momento se desconocen las causas que lo provocan.
Juego de Tronos nos introduce en un mundo de ficción en el que se mezcla indistintamente, batallas, historias de traiciones y valentía con criaturas mitológicas, ciencia posible e imposible o simplemente magia. Una combinación casi perfecta que seguramente tenga mucho que ver con el gran éxito de los libros de George R. R. Martin y de la serie que lo ha convertido en un fenómeno mundial.
GAME OF THRONES WILL PREVAIL
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